Mención honrosa





EL INFELIZ  


Era necio. Su creatividad se limitaba a la extracción de ideas en revistas extranjeras que compraba en el Persa. Se colgaba de sonrisas baratas; hablaba fuerte para que lo vieran. Comía todos los viernes en ese lugar que no podía pagar y le molestaba hablar de política. Fumaba como carretonero, pues tenía la idea de que un hombre con vicios es más apuesto.
No le gustaban ni las morenas ni las altas. Era alérgico al maní. Se paraba siempre unos minutos en Irarrázabal con Pedro de Valdivia  para tratar de fundirse entre la gente y quizás un día, quién sabe, desaparecer.








EL OFICINISTA 

A un amigo mío que es el rey de los optimista y a quien nunca se le ve triste, le pregunté cierto día cuál era su fórmula. ''Estoy muriendo'', me respondió simplemente. Avergonzado de mi torpeza le pedí disculpas, pero él repuso sonriendo: ''¿Y acaso tú no?''.






EL OCASO DE LOS SUEÑO


Es posible leer la inscripción en una placa metálica ubicada en un balancín de la plaza de Inés de Suárez en Providencia. ''Juego apto para niños menores de 12 años''. Humberto a sus 72, hace caso omiso a de este aviso; cierra los ojos y se balancea. Sueña con algún día salir proyectado por los aires, escapando del mundo que lo envejece cada año. 



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