punto y coma

Esta es mi primera entrada compartida ( yo me entiendo)

Ella iba alterada a más no poder, su mente entre música y un libro, yo sentada a su lado.
La micro tardó mucho pero al fin llegamos. Tan alto estaría el volumen que la hizo no concentrarse en la llegada.
Caminaba perdida entre el espacio - yo seguía a su lado - buscó despectivamente entre el bolsillo de su mochila algún objeto: una caja de cigarros ( Lucky strike ligh ), el encendedor detuvo sus pasos.  Continuaba yo absorta en un mundo que observaba su presencia; gritaba frases con un sonido aglutinado. Era Kurt yo lo sabía porque bien conozco sus canciones, ella no dejaba de fumar, ahora el humo era desviado por su actuar, evitaba lanzarlo contra mi rostro: era demasiado tarde, ya era un fumador pasivo.
Busqué adentrarme en su mente por solo un instante, intentaba implícitamente comprender por que sus manos estrujaban sus sienes, el porque de su ira acumulada, porque las bocanadas de humo eran ahora más intensas.
Ella me miraba de reojo, como queriendo saber si estaba aún a su lado, perfectamente sentía mi presencia - nunca está de más asegurarse pensé- solo busca necesidad.
En un acto de rebeldía o agresión, tomó una flor, la mato con manos para luego arrastrarla por el suelo con los pies; estaba desconocida, emitía gemidos de angustia, toda esa ansiedad le salía por los poros; el miedo de verla convertida en esa bestia me atemorizó.
Caminábamos en silencio, hasta que la nicotina pasó a ser completamente cenizas, solo el filtro tendría vida, pero ella la apagó con sus pies; pequeños destellos iluminaba la acera, chispas de fuego que se iban disipando con el viento. Se detuvo, me detuve; buscó nuevamente algo entre sus pertenencias, ahora con menos paciencia, su pulso era rápido, su cabeza estallaba, no tenía frío.
Un frasco rosado con roseador se asomó entre su mano, impregnó de pronto el aire con  un aroma dulce, sus manos ahora tenían nicotina y la nueva sustancia dosificada, su pecho también. Guardando el frasco, una botella sale a escena, coca cola ligh que fluía sutilmente por su traquea sin ruido alguno. Cuanto anhelaba un sorbo de aquella sustancia al parecer helada, sus ojos demostraban la molestia de no estar a temperatura ambiente.
La comunicación era visual; doblamos por la esquina, busqué entre mis cosas y las llaves me indicaron el siguiente paso: dejarla partir, proponerme a entrar. Así fue.
Mientras me dirigía a la puerta pensé en ella, en sus ansias por disimular su ahora tabaquismo,en lo que aparentaría cuando llegue a casa, en como se comportará cuando alguien le hable para preguntarle como le fue, en como es capaz de llevar dos vidas sin que nadie más que yo lo sepa; pienso que será de ella mañana; nunca está de más pensar en otros y yo terminé por confundir las llaves demorándome más de la cuenta.

Siempre me agradó su compañía, pero hoy la desconocí por completo.

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