Ahora conozco la forma de tus ojos.

Necesidad de un espacio en el cielo indescifrable; de tu palpitar fulminante.
Hazme dependiente, embriagame en el sabor de tus deseos.
Mata mis caminos perdidos, llévame por donde tú ya conoces. Piérdeme entre lo que no tengo.
Llega a donde se utilizan solo alternativas absurdas, despacio, suavemente; respira profundo.
Aprendimos que las nubes se tocan sin apuro, que la piel de acaricia con la yema de los dedos, como pidiendo permiso a cada poro que respira.
Tu aliento, el oxigeno; el palpitar, banda sonora de una hoguera que recién empieza, calor desnudo de detalles corporales y reacciones instantáneas.
Explota mis ansias, dame vida y mátame después.
Convierte mis cabellos en fragmentos volátiles.
Calma, lo haré despacio, respira y bésame,  tócame como sé que lo sabes hacer; haz que diga tu nombre, que susurre en tu oído, llena mis espacios...
Tus ojos hoy tiene forma, tienen alma, puedo verme, puedo penetrar tus deseos, puedo hacerte cambiar y vivir algo distinto, interminables caminos nos esperan.
Entre esto y aquello ser parte del mundo creado, sintoniza mis palabras, dale sentido a la velocidad.
Sé un infante mil veces, todas las que sean necesarias; no tengas miedo a sonreír ya que tiene un toque diferente.
Cuelga el teléfono, comparte tu olor, dame caricias, deja que las hojas caigan para devolvernos a la realidad que no dura mucho.
Anhelo saber el porqué de cada movimiento, el motivo de tus sobresaltos, necesito respuestas.
Haré lo que quieras, mil veces pero no te vallas, no lo hagas, no lo hagas, no lo hagas...

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