La luna

Astro que va marcando mis pasos que sin darme cuenta me mira.
Esta noches es como aquella en la que dije adiós,
en la que lloré misma magdalena cuando muere,
esa donde nadie podía contemplar con los ojos bien abiertos el resplandor de tu belleza.
Entonces son demasiadas noches encima, estrellas mil veces contadas.
Muerte precaria de algunos pétalos en el agua que sin querer reviven ilusiones.
La luna viajera observa mis pasos, ella me ha visto crecer: el único ser que lo ha hecho sin dejarme sola ni un solo día,
la única que mato sus venas por darme amor, por iluminar cada camino que la pequeña pensó perdido,
con su bondad inmensa la verá envejecer y desaparecer.
Espejo mismo de cada defecto, de cada huella de su cuerpo de ave herida,
único semblante de ojos brillantes por lágrimas atrapadas en la garganta.
Amiga indispensable, siempre omnipresente.
Anhelo de cualquier hombre consiente, tantas veces pisada.
Siempre es lo mismo sabes... Es mejor no hacer nada, así nadie sale herido, así nadie llora
Así nadie, ninguno de los dos pide perdón.
Ella, sí , tu pequeña está realmente cansada, con los brazos caído y los ojos muertos, casi secos.
No entiendes que es ahora cuando no debes dejarla, cuando no debe morir?
Serán todas las mismas canciones si tú quieres, pero si le sueltas la mano créeme que de el abismo nadie nunca más la podrá sacar.
Oh rayos! pero que estoy haciendo, acaso he desviado mi atención a la luna?

Perdóname mi amada ... una vez más.

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