El cuerpo exige adrenalina; es la última vez.
Una sobredosis de cafeína, no es la primera vez.
Se siente bien, necesito calor, el frío recorre cada espacio de mí, el temblor de mis piernas ahora invade cada centímetro de mi ser.
Una manzana en más de 20 partes iguales, ubicadas simétricamente sobre un plato, un vaso con agua, otro con bebida, y unas más de agua que acompaña la ultima de las dosis de estabilidad.
Sin querer bromeo insinuando que es la última vez. El espejo frente a mi, me muestra la realidad por primera vez, mis ojos se clavan fijamente en esa imagen, sin parpadear.
Se que nunca mas me volveré a ver así, me causa dolor pero es para mejor.
Cierro los ojos en paz como nunca antes y me dispongo a dormir.

En mí oídos la canción mas profunda: Aquedah.

Espera en Dios, espera en Dios que volverás a alabarlo.

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