Temo cuando el silencio habita tu casa, sé que el ruido se fue todo al centro de tu pecho. Te he visto perder la conciencia mientras tu ojos estaban fijos en el televisor, siempre creí que era un ensayo. ¿Será que de ese modo tu cerebro decida que es la hora?. Quién sabe.
Noto que cuándo cruzas las grandes avenidas, sé que no es tu culpa, te absorben las imágenes. Así funcionan los trucos del dolor, llegan y se instalan ocupando cada rincón de tu células, son heridas en la piel, son yagas en la cabeza, son el cabello que se cae por demás, es ese estómago que ruge sin cesar, las uñas que se caen, las escamas que dejas sobre la cama.
Ya sé que es difícil de convencerte, que no hay motivos aparentes para habitar y seguir respirando. Nunca tendré los argumentos suficientes, me enseñaste a no creer que conozco el dolor ajeno y pensar que lo puedo sentir. Quizás un día cuando nadie esté preparado no te encontremos más, lo habrás intentado y yo alzaré mi orgullo por haber acompañado tu paso por el mundo, por haberte animado a levantarte cada vez que tu cuerpo tocaba el suelo.
Cuándo te vayas sabremos que fue por cansancio y no faltará quién pregunte de qué cansancio hablo si tenías todo para ser feliz, qué más podés pedir, que nunca supiste darle gracias a la vida. Y aunque no prometo defenderte al menos juro cerrar la boca en tu memoria hacer lo que vos harías, callar y no pelear.
También sé que no cambia en nada si estoy con vos todo el día, serán segundos. Te irás, incluso si no consumás tu deseo de caminar directamente al mar cuando tus hijos estén grandes y creas no ya no hay nada más por hacer.
Quisiera prometerte la casa que siempre quisiste, esa cabaña en medio de la nada donde cavaríamos tu tumba a sabiendas que nadie preguntaría porque somos invisibles. Perdón por no haberte dejado triunfar como esperaban, porque fui ancla y alas al mismo tiempo, pero tienes que entenderme! Todos dijeron que eran tiempos, que era una etapa, que el raciocinio primaría por sobre todas las cosas, perdón te juro que yo también les creí!
Y ojo que todo no es mi culpa, también creímos en la justicia, tocamos puertas, consumimos cientos de pastillas, buscamos hobbies, sonreímos frente al espejo. Yo te vi maquillarte cada mañana y será un atenuante para que puedan decir que te fuiste para llamar la atención, también te vieron socializar, cumplir con tus labores domésticas, hasta te vieron cantar! Pensás que alguien va a creer que te fuiste simplemente porque sí?.
Así que solo quiero advertirte que jamás dudaré de tus razones. Por el momento solo déjame apretarte la mano cada vez que quieras gritar hasta desgarrarte la garganta, déjame que te tape los oídos cuando hayan cosas que no debas escuchar y por sobre todo te pido no me avises, me lo merezco porque así es el destino y su equilibrio fatal pero cuando te vayas, moriré y tu nunca lo sabrás.
A veces cuando la paz es tan hermosa sueño con aquellos días cuando te vayas...
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