25 febrero, 2025

Mina quilombo

 La mina quilombo se sienta en un bar, espera el café. Quemado y con leche poca azúcar mira las personas pasar, anota un par de frases en una servilleta, otra vez se le asoman lágrimas  porque nuevamente no sabe que hizo mal.

Cuando discute se esconde, va a las salas de un cine barato y ve la primera película que le ofrecen. Sin importar el género cree saber hay un mensaje para ella en la trama y como es costumbre se larga a llorar.

La mina quilombo deambula pero es demasiado vaga para hacerlo por muchas cuadras, se sienta a fumar sin importar la cantidad de cigarrillos ve las horas pasar. Nuevamente no sabe que hizo mal.

Una vez la dejaron llorando en medio de una tumultuosa tarde de invierno, en otra ocasión la abandonaron en medio de una fiesta. Pero peor fue cuando en medio de una mañana de otoño donde la lluvia amenazaba con caer fue un golpe la que la hizo partir. Siempre fue culpa de la mina quilombo. 

Quizás en el fondo toda la gente tiene razón y no es más que un conjunto de problemas y mentiras que habitan en un solo cuerpo, uno del que no se puede deshacer por más usado que sea, por más humillado que haya sido. Es tal que una vez la mina quilombo rendida contra el suelo creyó que se quedaría sin lágrimas después de una larga noche sin conciliar el sueño por los gritos y los reclamos. 

Su único anhelo era ser abrazada en el regazo de su madre, la misma que la bautizo con es nombre, todo es un problema desde que naciste, a ese punto tendría que viajar: evitar que tome la decisión que exista. En ese sueño dorado es consolada por la mano áspera y los movimientos inertes de una mano que acaricia su cabello. Hija, solo quiere volver a ser hija.

Algún día espero que cuente sus anécdotas que aunque son muchas, pocas son de victorias. Ella se inspira en los cadáveres flotando de un río cuando el agua tibia le cubre las orejas y ve las nubes pasar. Cree que el mar la llevará muy lejos, que sus restos atravesaran continentes o todos los mares. El único inconveniente es que falta mucho para eso y hoy para su propia sobrevivencia no le quedó otra estrategia: va a ser lo que otros quieran, inventará una historia para convertir en héroe al inseguro, en víctima al narciso y de ser necesario en santo al asesino. Nunca nadie dudaría de la dudosa reputación de la mina quilombo.

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