Cuestión de principios

Probablemente no exista otra salida más que levantar las armas (o las almas) para llevar a cabo la revolución. 

Quizás la risita que le marcaba en la cara era la unica muestra de que estaba de acuerdo con lo que estaba por leer. Siempre pensó que era infantil seguir teniendo principios a los treinta, pero cuando se trata del hambre quizás sea lo único que queda.

Alguien alguna vez pensó en el efecto psicológico de viajar en tren?. De esa mezcla de nostalgia y sobrecogimiento que te atravieza mientras intentas evadir la realidad haciendote el dormido o mirando el celular, seguro hay algún estudio, pero, tal efecto es algo general. Los trenes son quizás lo único que podría transportarnos al inicio del capitalismo, cuando le dimos al carbón más valor de lo esperado. A los trenes no les podia pasar lo mismo que al Titanic, punto para ellos.

Particularmente ese día tenía todo para mostrarme que la pelea era un caso perdido. Que no importaba cuanta convicción tuviese, alguien haría algo mal o aceptaría seguir en el yugo del opresor y corroboraría que el sistema ''funciona''. Desalentada me hago bolita, el aire frío está encendido por demás, abrazo la mochila. Estación Ituizango.

Peatonal Juan Domingo Perón, todavía siento el escalofrío de la ira. Los granaderos a caballo, las camaras de televisión, luces azules parpadeando, camionetas negras: dentro va él. ¿Vos sabés lo que es una dictura? Sí ni siquiera habías nacido criatura... Mire señor, para mi no existe peor dictarura que la del hambre o la muerte disfrazada de democracia, así que sí, su presidente es un dictador.

Como odio que aparezca mi nombre completo en una pantalla, es mi segunda batalla ganada: acá solo tengo un nombre y un apellido salvo cuando tengo que hacer un trámite estatal. Para poder cambiarlo me tengo que nacionalizar pero podría tener identidad. Te das cuenta: TENER IDENTIDAD. 

No señorita, no traje ningún papel, pero aquí en el celular puedo demostrar que basicamente el único lujo que me estoy dando es comer, así como quien dice ''comer''. Más bien le llamaría comprar alimentos diversos que con un poco de ingenio se convierten en cenas, almuerzos y si sobra desayunos. No señorita no tengo propiedades y vine porque quisiera dejar acentado que vivo en un barrio popular (que me perdone la patria porque es mentira). Ojo, el barrio si existe y se inunda, no tiene cloacas y el colectivo más cercano pasa a diez cuadras, hay asequias llenas de agua donde seguramente se está propagando el dengue. Ya le conté cuántos vecinos tienen dengue? O desde cuando el comedor no puede darnos una bolsa de alimentos? Ya le dije que le gobernador ahora manda botellas de medio litro de aceite. Sí, sí me va a decir que nadie más lo hace, que tenemos que dar las gracias pero sabe que la única escuela del barrio se llueve entonces los pibes se van temprano y no almuerzan o en el peor de los casos no van.

Entonces digame ¿Voy a cobrar o no?. Sí, a partir del mes que viene sí. 

Para que me sirve la mentira si en el fondo sabemos que no, que cada centavo que nos negas se refleja en esas cifras de las que te sentís orgulloso, a costa de nosotros o como en mi caso a costa de lo poco que me queda de estabilidad mental. En el fondo (y por el Fondo) nos está costando la vida.

No me acuerdo que año de los dosmil era pero mi vieja compraba un ''menú'' y se comía una sopa y yo el plato de fondo, que placer de los dioses no comer fideos con agua y algo como un caldito, tampoco sabía porque ibamos al jardín ida y vuelta caminando. No teníamos el lujo de subirnos a un colectivo. Al final ella se fue a otro país y comía tanto con la plata que mandaba que engordé, me río pensando en las burlas que recibía. Pero me río más de darme cuenta que para que el patriarcado funcione también necesita del capitalismo (tiraba esa) pero quizás el ejemplo más simple es este: somos además funcionales a la labor reproductiva de mano obrera esclavizada. Alimentamos a los varones sobre explotados, limpiamos sus casas, criamos a sus hijos. Y cada tanto el sistema nos da el respiro de salir de la vorágine de la rutina viniendo a pelear algún derecho ganado casi como una función de cine, así como para no aburrirte a una oficina del seguro social.

Mi único deseo es ir sentada, quiero hacerme bolita otra vez mientras en el 147 no me dan turno para la pediatra. Si me voy a enojar por lo menos que sea con comodidad. Nada de nada, hasta las manos todo.

Quizás si me concentro un poco puedo recordar alguna canción que me evada de esta incomodidad. Todos los proletarios unánse porque el capital no es un poder personal es un poder social.



Muestro el pase de discapacidad porque a mi no sacás ni un peso más. Termino llorando mientras cruzo Corrientes porque estoy cansada y me emociona hasta a las lágrimas vernos aquí entre miles de nosotras, lloro porque me ha costado llegar viva hasta aquí, hasta los treinta, hasta la plaza de Congreso, hasta el país que más tenía para ofrecerme, hasta éste punto de la vida donde luchar es mi único recurso y quizás mi único principio. 

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