A sueldo

- Has pensado en matar por dinero?
- Jajaja, no nunca y tú?
- Estoy pensando seriamente en hacerlo
- Ok, estás por fin al borde de la locura...
- Asesinaré sutilmente a cada de uno de mis enemigos, sacando a luz cada una de sus miserias, y lo mejor de todo es que no será gratis, recibiré además de mi propia satisfacción la módica suma de ciento setenta y cinco mil dólares más otras regalías.
- Trata de explicarme con puntos y comas porque siento que no te estoy entendiendo.
- Entraré en la profundidad de mi pasado, me armaré hasta los dientes y los iré cercenando uno a uno, con el ínfimo placer de usar las palabras para ello, escribiré un libro.
- A todos nos llega el momento de vengarnos.
- Quiero que sea sutil y majestuoso, la única historia que puedo contar es la que mejor conozco, para mi suerte me tengo que ahorrar la libertad de la imaginación, tengo personajes, tengo escenarios, lo único que no tenía era valentía. Pero aquí me tienes, haciendo gala de lo poco que me queda de talento, de lo poco de que me queda de cualquier esbozo de don natural, fluiré entre parrafos para contarle al mundo una historia como muchas, pero quizás tiene algo de entretención.
- Tiene que ser algo original.
- Te juro que la cuento y nadie la cree...
- Es mi mejor terapia, una autorecompensa, digo, humildemente.
- Estaré pendiente de la que publiques.
- Sabes, sólo quiero sentir la venganza en la más noble de sus formas: quieta, oculta, sensata, desde el exilio, y por sobre todo cautelosa y sigilosa.
Quiero descender a mi propio infierno, a las fosas profundas de la nostalgia y sacar a los demonios de una buena vez, terminar con la lucha de mi propia independencia, no de la soberana, sino de la que más pesa: la emocional. Es como la cruz pesada que nunca se izo para crucificar a mis captores, escribiré con ira, con mentira y con verdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario