Defenders

El tiempo pasa más despacio cuando soñamos durmiendo que cuando estamos despiertos.
En la ambigüedad de la realidad, las horas pasan mismas aves al vuelo. La temperatura cae como una cuenta resuelta, como una sencilla ecuación. La existencia misma se torna indescifrable pero el tiempo, el dulce y amargo tiempo es como las vías oxidadas para el tren del olvido.
La silueta de un rostro, el néctar de las lunas de miel, el auge y la caída, cada espacio de este mundo re diseñado, se tientan, te golpean. -Dispara.
Tus manos tiemblan, el sonido de cada letra se hace ensordecedor, y el sol entre nubes intenta colarse por la ventana. -Yo también te he dejado ir.
No crees en razones como moneda de cambio, golpe gélido que corta el silencio en medio de nuestros pensamientos, discusiones que no salen del alma y una cama fría para cuerpos tibios que esperó, espera y seguirá esperando. -Es tan poca la distancia.
Qué hará la raza para mantenerse viva, qué comerá el perro hambriento para mantener su mirada, qué mentira usará el alcohólico par beber, qué frase no será juzgada en la corte marcial, qué nación pondrá fin a las guerras... -Dime cuándo y a qué hora me pedirás que me quede.
Recorrerán las almas el purgatorio, hallará Dante a su Beatriz, se acabará el mundo entre tu orilla y la mía y aún así seguiremos esperando el pase del subterráneo. Vuelan cometas de colores, se siente el almizcle en el aire, llegará la primavera y su rocío, pero seguiremos ahí sin marcar pauta continua, sin estrenas el dueto que tanto hemos ensayado; la canción seguirá esperando los acordes de tus cuerdas y los tonos de mi voz.
-Serán las estrofas más recordadas de la historia. 
Enloqueceré pensando mientras las alegorías pasan por mis ojos, tú no resolverás los acertijos de tus vivencias, maldeciremos el encuentro, ese tan casual. Llegarán las manos arrugadas y me seguirás preguntando si hasta ya no respirar yo te voy a amar.






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