
Pregunto ingenua porqué el destinatario no ha disfrutado de lo contienen mis cartas. Amablemente el tipo del mesón responde con preguntas como : ''escribió bien la dirección? el joven aún vive ahí? ''y cosas por el estilo. Respondo sí a todo.
Entonces termina por asegurarme que ninguna de mis cartas ha sido devuelta, que quizá es culpa del cartero, que al parecer la dirección corresponde, y mi casilla está vacía.
Firmo, entrego, doy media vuelta. Camino hacía la puerta.
Corre un viento fresco, empiezo a escuchar música, sonrío nerviosa y pienso:
Un listón, el olor de mi cabello, un poco de mi perfume en un pañuelo, una foto, una canción y un poema. Todo eso debería estar en su poder...
- Suena ''Ana'' de Pixies, me recuerda a él, una y otra vez.
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