Razones

Mirando el cielo raso de una habitación a oscuras, en el silencio del vaivén de la pasión que nace de la nada, encuentra por fin las razones que esta vez la llevan a un no.
Lo mira, lo siente, lo disfruta. Encuentra en él un gusto físico, anatómico hasta intelectual.
Balanceo, retroceso un débil murmullo que pregunta ¿Sólo mía? , una respuesta fuerte , desde la boca del estómago: solo tuya...
Cómo, cuándo, dónde ? Es que no puede, no cree poder; sí, fantasea con otro pero ese otro no es más que la puerta de escape que siempre está abierta.
Piensa disfruta, recuerda las veces que él le dijo no, hoy no, la veces en que por culpa del ocaso de energías ella busco en otro refugio el calor de las ansias reprimidas. Más esta vez se asegura a sí misma que no, que no podría mancillar la fidelidad que ha cosechado hasta ahora.
Se pregunta el porque de hacerlo a obscuras, porqué el buscar pertenencia, porqué esta noche no te encanta mi rostro?
- Es que te siento, te respiro, cada centímetro, es más que tu olor tus brazos, la medida justa de cada parte de ti, el que mis brazos puedan rodearte, el que mis piernas se tensen y enlacen con las tuyas, tus labios, cada espacio de tu aliento, de tus manos y tu mente. Cada instante en el que me arrepiento por haber deseado que sea otro deseo el que me retenga.

Siempre la misma proporción, el mismo canon de ''belleza'', la misma forma corporal, un requisito indispensable: un mínimo atractivo físico, una cierta técnica al besar, brazos echos para resistir, y por sobre todo (en eso es categórica) poder sujetarlo, anexarlo completamente sin que mis extremidades requieran estirarse más de lo debido, es decir, que no sobre ni falte, sin excesos.

El pensamiento termina, el frío le recuerda que ya tiene demasiadas razones para dar un no a cualquier consecuencia inesperada. Es cansancio y hasta un poco de sueño. Vuelve a su posición inicial cierro los ojos, llama al sueño, respira. Calor de nuevo.




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