De pronto empiezas a pensar en mi: recuerdas mi cuerpo y las ansias, el mareo, las ganas de correr, la forma en que volábamos o simplemente cuánto nos odiamos. Ya no llores por mi, que no me lo merezco.
Mención Honrosa:
Colocada en tu alma,
dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo,
leche de luna en las oscuras hojas.
Quizás me ves, tal vez, acaso un día,
en una lámpara apagada,
en un rincón del cuarto donde duermes,
soy la mancha, un punto en la pared,
alguna línea que tus ojos, sin ti,
se quedaron viendo.
Quizás me reconoces como una hora antigua;
cuando a solas preguntas, te interrogas,
con el cuerpo cerrado y sin respuesta.
Soy una cicatriz que ya no existe,
un beso ya lavado por el tiempo,
un amor y otro amor que ya enterraste.
Pero estás en mis manos y me tienes
y en tus manos estoy, brasa, ceniza,
para secar tus lágrimas que lloro.
¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras
me dirás te amo?
Esto es urgente , porque la eternidad se nos acaba.
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